Pizcas de historias, relatos que inspiran, cuadros que impresionan o cosas que nos retienen

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jueves, marzo 25, 2010

Propósito de huelga

Hoy sueño una huelga, la preparo, la huelo porque me digo una vez más que así no podemos seguir. Y realmente quiero convocarla y que se una toda la sección, el departamento, la planta y el edificio. Hoy nos merecemos poder hacer una huelga y ni eso vamos a conseguir.


Al café de las 11.30 al que solemos asistir 4, hemos llegado hoy 3 a las 12.10. La número 4 aun no ha llegado, ¿le habrán dicho que no vuelva? Últimamente solo somos números. Empezamos siendo números en la facultad y hasta el día de hoy. Mientras me acerco a la máquina y veo a mis compañeras de pié con caras de cabreo, temor y rabia, pienso que quizás somos más necias de lo que pensamos. Cuanto peor van las cosas, más nos esforzamos en el trabajo para que no nos echen. Si sabemos que tarde o temprano alguna caerá y casi podemos asegurar cuál será, ¿por qué seguimos esforzándonos de más? Me acerco y mientras lo hago voy buscando la moneda de 50 céntimos que he de insertar pero que a estas alturas me duele desperdiciar. Es una moneda, nada más. Sí, es una moneda pero hasta ahora es mi moneda. Finalmente la inserto.

Me fijo en mi móvil. Llamada pérdida a las 08.35. Tecleo el número y llamo:

- Yo no he cobrado todavía, ¿tú?

- No lo sé, aun no lo he visto.

- Vale, no te preocupes.

Pero me preocupo. Les veo las caras y estoy segura de que aun no. El ánimo además sigue muy candente.

Cuando vuelvo a mi mesa busco mi cuenta bancaria en Internet. Mientras la página se carga me veo las manos. De pronto me las veo llenas de manchas y me acuerdo de mi abuela. A ella nunca le habían gustado esas manchas y entonces a mí no me molestaban. Ahora que las veo moverse mientras tecleo, las detesto. Son como sombras de diferentes tamaños que me recuerdan que no estoy siendo joven. No he cobrado. 50 euros de mierda restan para acabar mi saldo. Miro la pantalla detenidamente y sé que no hay más que hacer. He leído “Quién se ha llevado mi queso” pero no está escrito para sociedades en crisis. Si dejo este trabajo inestable no encontraré otro en meses.

Ya no recuerdo hace cuánto, pero hace algún tiempo, si me acercaba al límite de 1500 euros en alguna cuenta empezaba a ponerme muy nerviosa. Ahora 50 euros… y una sola cuenta. En fin. Respondo con un mensaje y sigo trabajando impetuosamente.