jueves, marzo 24, 2005
12:16 a. m. | Publicado por
Paloma Otero |
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Si alguien encuentra mi punto de equilibrio que me avise!!!
jueves, marzo 17, 2005
Yo intenté
2:17 a. m. | Publicado por
Paloma Otero |
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Tras de ti,
las hojas otoñales del parque
niños que esconden tus pisadas
Y madres que gritan
Arruinando la esperanza
Ahuyentando la distancia.
Y yo traté de seguirla,
A tu huella
Rastreando esquinas y bares,
Preguntando:
a la memoria de un charco,
a esa calle
en recuerdo a alguien.
Al bolígrafo del hotel
A un único papel
que no ríe,
A esa última colilla,
Que olvidé.
A tu huella
y nos busco
en notas en la entrada
en ceniza no apagada.
No sé cómo
entre dos páginas de un libro:
“me tengo que ir”
“pero aun así...”
El resto no lo encuentro.
las hojas otoñales del parque
niños que esconden tus pisadas
Y madres que gritan
Arruinando la esperanza
Ahuyentando la distancia.
Y yo traté de seguirla,
A tu huella
Rastreando esquinas y bares,
Preguntando:
a la memoria de un charco,
a esa calle
en recuerdo a alguien.
Al bolígrafo del hotel
A un único papel
que no ríe,
A esa última colilla,
Que olvidé.
A tu huella
y nos busco
en notas en la entrada
en ceniza no apagada.
No sé cómo
entre dos páginas de un libro:
“me tengo que ir”
“pero aun así...”
El resto no lo encuentro.
miércoles, marzo 16, 2005
Ellos
5:39 p. m. | Publicado por
Paloma Otero |
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ELLA:
Yo lo sorprendí sonriendo
En la intersección de una calle
Con su pensamiento,
En la esquina vieja del bar
Donde tiemblan sordos tambores
Y escuchas a un viejo llorar
Lo descubrí cara a cara
Discutiendo con una paloma,
Y donde confluían sus miradas
Comprendí el silencio
y que ellos no ganaban.
EL:
Yo la sorprendí
En la habitación dormida
Regando unas flores
Con lágrimas de despedida
Y su vergüenza casi siempre
Oculta y herida.
La culpa fue del viaje
Y del don de la premura
De la salida imprevista
Sin billete de ida
O, quizás, de otro café
De esos que dejamos a medias
Yo lo sorprendí sonriendo
En la intersección de una calle
Con su pensamiento,
En la esquina vieja del bar
Donde tiemblan sordos tambores
Y escuchas a un viejo llorar
Lo descubrí cara a cara
Discutiendo con una paloma,
Y donde confluían sus miradas
Comprendí el silencio
y que ellos no ganaban.
EL:
Yo la sorprendí
En la habitación dormida
Regando unas flores
Con lágrimas de despedida
Y su vergüenza casi siempre
Oculta y herida.
La culpa fue del viaje
Y del don de la premura
De la salida imprevista
Sin billete de ida
O, quizás, de otro café
De esos que dejamos a medias
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